El príncipe William y Kate Middleton han tomado una decisión que marca un antes y un después en su vida: mudarse a Forest Lodge, una majestuosa mansión georgiana del siglo XVIII situada en Windsor Great Park. Con ocho habitaciones, seis baños, un salón de baile adornado con lámparas de araña, pista de tenis, estanque privado y jardines de ensueño, la residencia no solo simboliza amplitud y comodidad, sino también la posibilidad de un nuevo comienzo.
De Adelaide Cottage a un hogar definitivo
Desde 2022, la familia ha residido en Adelaide Cottage, una propiedad discreta y cercana al castillo de Windsor, a donde se trasladaron para acompañar a la reina Isabel II en sus últimos días. Sin embargo, tres años después, los príncipes consideran que es hora de cerrar esa etapa y dar un paso hacia adelante.
“Mudarse les da la oportunidad de dejar atrás algunos de los recuerdos más infelices de estos años”, confió una fuente cercana al diario The Telegraph, en alusión al fallecimiento de Isabel II, el diagnóstico de cáncer de Kate Middleton y el del rey Carlos III, así como a la presión mediática derivada de las memorias del príncipe Harry y la serie de Netflix protagonizada junto a Meghan Markle.
Un refugio pensado para la familia
La nueva residencia, valuada en unos 21 millones de dólares, será alquilada por William y Kate a precio de mercado, bajo el marco del Crown Estate. Lo particular es que, a diferencia de la tradición real, no contarán con personal residente, algo que refuerza la idea de que buscan un entorno íntimo, privado y lo más “normal” posible para sus tres hijos: George, Charlotte y Louis.
El traslado, previsto para finales de 2025, también representa un movimiento estratégico. Forest Lodge está a solo diez minutos en coche de la escuela preparatoria Lambrook, donde estudian los pequeños príncipes, lo que les permitirá disfrutar de una rutina más estable y cercana.
La vida lejos de los palacios
Con esta mudanza, William podría convertirse en el primer monarca británico en siglos en no vivir en un palacio o castillo tras su ascenso al trono. Un gesto que refleja la transformación de la monarquía hacia un estilo de vida más moderno y adaptado a los tiempos actuales, sin renunciar al peso de la historia ni al esplendor de una mansión con más de 250 años de historia.
Un símbolo de resiliencia
Forest Lodge será mucho más que una casa: representará la superación de momentos difíciles y el inicio de una etapa marcada por la resiliencia, el amor familiar y la búsqueda de normalidad en medio de la presión real.
“Es un nuevo capítulo, una oportunidad para respirar y empezar de nuevo”, apuntó una fuente real. Y, en efecto, ese parece ser el mensaje que William y Kate quieren dar al mundo: que incluso en los pasillos más antiguos de la realeza, la esperanza siempre encuentra un hogar.
Fuente Foto: Heritage Images / Getty Images