Kim Kardashian, una de las figuras más observadas del mundo del entretenimiento, ha vuelto a ser el centro de conversación, no por su imperio mediático, sino por un gesto profundamente humano: defender la libertad creativa de su hija, North West, frente a una avalancha de críticas en línea.

La polémica se desató cuando la joven de 12 años compartió en TikTok un audaz look inspirado en la cultura urbana. En las imágenes, North lucía tatuajes faciales falsos una estrella bajo el ojo derecho y su nombre en cursiva en la mejilla izquierda, un anillo nasal postizo y una parrilla negra en los dientes. Su cabello, trenzado y teñido de azul, completaba un estilo que, más allá de lo estético, expresaba un espíritu libre y en plena exploración.

El Daily Mail Australia publicó la noticia bajo el titular “North West, de 12 años, preocupa a los fans con su nueva imagen”, generando un debate inmediato. Sin embargo, la respuesta de Kim fue tan breve como contundente: “Eso no tiene ningún problema”, escribió en la cuenta compartida de TikTok (@kimandnorth), dejando claro que no tolerará juicios hacia la forma en que su hija elige expresarse.

En defensa de North, miles de usuarios también se pronunciaron. “Es solo una niña jugando a disfrazarse con sus amigas, ¿cuál es el problema?”, escribió uno. Otro comentó con ironía: “Gran noticia para los desempleados sin hijos: North West está pasando por una fase preadolescente”. Las palabras reflejan un sentir común: detrás de la lente mediática, North no es una celebridad, sino una niña viviendo su propia fase de descubrimiento.

Lejos de detenerse por la polémica, madre e hija continuaron compartiendo momentos juntas en la red social. En videos posteriores, aparecieron bailando con pelucas, riendo junto a Kris Jenner y disfrutando de la espontaneidad que caracteriza a la infancia.

Esta no es la primera vez que Kim Kardashian sale en defensa de su primogénita. En una entrevista para el pódcast Call Me Daddy, la empresaria reconoció las dificultades de criar hijos bajo el escrutinio constante del público: “Es realmente difícil porque todos los niños llevan las mismas cosas, pero cuando North lo hace, el mundo entero opina. Al final del día, sé que es una niña buena y dulce. Si quiere el cabello azul, que lo tenga. Eso la hace feliz, y nunca le quitaría esa creatividad”.

Kim, madre también de Saint, Chicago y Psalm fruto de su matrimonio con Kanye West, ha reiterado que su prioridad es la felicidad y la estabilidad emocional de sus hijos. “Criar cuatro niños por mi cuenta no es fácil, pero hago lo mejor que puedo”, confesó.

El episodio, más allá del escándalo, deja una lección poderosa: en una era donde las redes dictan normas y censuran individualidades, Kim Kardashian se erige como una madre que defiende el derecho de sus hijos a ser auténticos, a jugar, a equivocarse y a reinventarse.

Entre el juicio público y la libertad personal, Kim Kardashian ha elegido el amor. Y con esa elección, nos recuerda que la maternidad moderna no consiste en moldear a los hijos para agradar al mundo, sino en darles alas para volar a su propio ritmo, aunque el vuelo incomode a los demás.

Fuente Fotos Portada: North West. (TikTok) Foto2: Amigas de North demuestran el estilo. (TikTok)