La estrella pop Katy Perry enfrenta una sanción en España tras la filmación de su videoclip Lifetimes en un entorno natural de altísimo valor ecológico, mientras su gira mundial sigue generando momentos de cercanía y emoción con sus fans.

El episodio que desató la controversia tuvo lugar en julio del año pasado, cuando la cantante, de 40 años, grabó escenas en el Parque Natural de Ses Salines, un área protegida de 40.000 hectáreas que abarca tierras y mares entre Ibiza y Formentera. Las imágenes, registradas sin autorización del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Natural, despertaron la indignación de ambientalistas, al mostrar a Perry en las dunas de S’Espalmador y otras zonas restringidas de alto valor paisajístico y biodiversidad.

Tras la investigación, el Gobierno Balear impuso a la productora una multa de 6.001 euros, que fue abonada de inmediato. Ses Salines es un enclave reconocido por sus playas de arena blanca, su mar turquesa y su equilibrio frágil entre costa, bosque y llanura, por lo que cualquier intervención sin permiso se considera una infracción grave.

Mientras la polémica aún resonaba, la artista continuó con su gira internacional, llevando Lifetimes a distintos rincones del mundo. En su reciente presentación en Detroit, un momento inesperado conmovió al público: al invitar a varios fans a cantar The One That Got Away junto a ella, una joven llamada McKenna se desmayó sobre el escenario. Perry reaccionó de inmediato, auxiliándola personalmente y pidiendo la intervención del equipo médico.

La intérprete, visiblemente preocupada, ofreció unas palabras de apoyo: “Querido Dios, oramos por McKenna, para que regrese plena, más brillante y mejor que nunca. Amén”. Minutos después, tranquilizó a todos confirmando que la joven se encontraba bien y reanudó el espectáculo con la energía y la calidez que la caracterizan.

Entre la sanción por irrumpir en un paraíso protegido y un gesto genuino hacia una fan en apuros, Katy Perry se mueve en ese delicado equilibrio entre el ojo público y la esfera personal, recordando que, incluso en medio del ruido mediático, los actos humanos más simples pueden dejar la huella más profunda.