Entre momentos entrañables y polémicas virales, la ceremonia reflejó la dualidad de un auténtico cuento de hadas moderno: íntimo y glamuroso, pero marcado por ausencias y gestos que desataron conversación en todo el mundo.
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La finca privada de Montecito, rodeada de jardines y estrictas medidas de seguridad, fue el escenario de esta unión. Selena, de 33 años, deslumbró con un vestido blanco de Ralph Lauren con detalles florales, mientras Benny, de 37, apostó por un esmoquin de la misma casa de moda. Ambos decidieron prescindir de protocolos tradicionales, incluido el primer baile, y prefirieron dar paso a momentos cargados de simbolismo, como el emocionante vals de la novia con su abuelo materno, David Cornett, quien la acompañó al altar en lugar de su padre biológico.
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Las imágenes del enlace, compartidas en Instagram con la simple fecha “9.27.25”, arrasaron con más de 20 millones de “me gusta” en pocas horas. Benny, por su parte, enterneció a los fans al publicar: “Me casé con una princesa de Disney de la vida real”, confirmando la magia de un día irrepetible.
El banquete, una mezcla de raíces culturales, incluyó pan challah, tex-mex y postres caseros preparados por la abuela de la artista. La velada estuvo musicalizada por Mark Ronson como DJ, y contó con emotivos discursos de Taylor Swift, Ed Sheeran y la propia Mandy Teefey, madre de la novia, quien desmintió rumores de desencuentros familiares y celebró públicamente la felicidad de su hija.
Pero no todo fueron aplausos. Justin Bieber, uno de los ex más mediáticos de Selena, publicó el mismo día un video jugando baloncesto con la canción I Do de fondo, gesto que los seguidores interpretaron como una indirecta. A ello se sumó la coincidencia de que los novios contrataron a la misma wedding planner que organizó la boda de Bieber y Hailey, lo que avivó aún más las comparaciones.
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Entre invitados estelares como Paris Hilton, Camila Cabello, Cara Delevingne, Steve Martin y Martin Short, la unión de Gomez y Blanco brilló como una celebración íntima y sofisticada, pero también como un fenómeno mediático que puso de nuevo a Selena en el centro de la conversación mundial.
La artista, que desde niña se ganó un lugar privilegiado en la cultura pop, y el productor, responsable de algunos de los mayores éxitos musicales de la última década, demostraron que su historia de amor es mucho más que titulares: es, en esencia, un cuento moderno tejido entre la fama, la música y la autenticidad.
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Fuente Fotos: Instagram de © @itsbennyblanco y @selenagomez